sábado, 20 de junio de 2015

Un marco basado en la ciencia para las Políticas de Primera Infancia

Utilizar la evidencia con el fin de mejorar los resultados en el aprendizaje, la conducta y la salud de los niños vulnerables


Combinando los conocimientos de la neurociencia, la ciencia del comportamiento y del desarrollo, la economía y 40 años de evaluación de programas de educación infantil, los autores proporcionan una base informada, no partidista y práctica para guiar a los responsables políticos en la puesta en marcha de políticas basadas en la ciencia que mejoren la vida de los niños pequeños y el beneficio de la sociedad como un todo.

Publicado por el Center on the Developing Child de la Universidad de Harvard el informe está co-elaborado por miembros del National Forum on Early Childhood Policy and Programs [Foro Nacional sobre Política y Programas de Primera Infancia] y del National Scientific Council on the Developing Child [Consejo Científico Nacional sobre el Desarrollo Infantil].

El documento completo (en inglés) en este enlace.

El Resumen de los resultados esenciales traducido en el desplegable o en pdf, así como en la versión inglesa: Summary of Essential Findings.

RESUMEN DE LOS RESULTADOS ESENCIALES

Un marco basado en la ciencia para las Políticas de Primera Infancia 
Usar la evidencia para mejorar los resultados en el aprendizaje, 
el comportamiento y la salud de la infancia en riesgo
Una publicación del Centro de Desarrollo Infantil de la Universidad de Harvard

El camino hacia la prosperidad y la seguridad futura comienza por el bienestar de todos los niños, sin embargo los legisladores de los diferentes niveles de la administración educativa suelen manejar información confusa acerca de las estrategias que realmente pueden mejorar los resultados de los niños en situación de riesgo. Como científicos, creemos que los avances de la neurociencia, la biología molecular, la genética y la investigación del desarrollo infantil, junto con cuatro décadas de evaluación rigurosa de los programas educativos, pueden proporcionar ahora un terreno compartido en el que políticos, empresarios, profesionales y líderes cívicos pueden diseñar políticas eficaces para los niños en sus primeros cinco años de vida. Tras un intenso debate entre expertos representantes de diferentes campos de la ciencia, presentamos el siguiente resumen de lo que sabemos a partir de investigación creíble, revisada por expertos.

Las experiencias tempranas determinan si la arquitectura del cerebro de un niño proporcionará una base fuerte o débil para el aprendizaje, el comportamiento y la salud en el futuro. La interacción entre genes y experiencia da forma a la arquitectura del desarrollo cerebral, y el agente activo en este proceso es la naturaleza ajustada de las relaciones de los niños con los adultos importantes en sus vidas. Las políticas que apoyan la capacidad de interactuar positivamente con los niños en entornos estables y estimulantes por parte de padres y madres, proveedores de servicios de educación infantil y otros miembros de la comunidad ayudan a crear una base sólida para el logro posterior en el ámbito escolar, en la productividad económica y en la ciudadanía responsable.

Los niños pequeños necesitan relaciones positivas, oportunidades de aprendizaje ricas y ambientes seguros, no correcciones rápidas o soluciones mágicas. Hay muchas maneras de aumentar la disponibilidad de experiencias que promueven el crecimiento de los niños pequeños tanto en sus hogares como en una variedad de servicios de educación y atención infantil siempre y cuando los programas estén bien aplicados y den respuesta a las necesidades de los niños y familias a las que atienden. Los conceptos básicos de la neurociencia y del desarrollo infantil se deben aplicar por igual a todas las políticas y prácticas dirigidas a la primera infancia, y no deben variar en función de la tipología del programa, su dependencia administrativa o la fuente de financiación.

Cuatro décadas de investigación sobre la evaluación de programas educativos señalan los siguientes "factores de eficiencia" que pueden mejorar el desarrollo en los primeros cinco años de vida: 
    • El acceso a atención médica básica para mujeres embarazadas y niños puede ayudar a prevenir amenazas para el desarrollo saludable, así como proporcionar un diagnóstico precoz y adecuado cuando surgen problemas. 
    • Las políticas ambientales que reducen el nivel de neurotóxicos conocidos en el entorno protegerá a embriones, fetos y niños pequeños de la exposición a sustancias que dañan sus cerebros en desarrollo. 
    • No todos los servicios son eficaces. Los programas que se desarrollan ​​en centros de educación infantil con un impacto positivo en el desarrollo de los niños pequeños proporcionan alguna combinación de las siguientes características: 
      • personal con cualificación alta;
      • aulas con un número pequeño de niños y con ratios niños/adultos bajas;
      • un ambiente rico en lenguaje; 
      • un currículo  adecuado a la edad y materiales estimulantes en un entorno físico seguro; 
      • interacciones cálidas y sensibles entre educadores y niños; así como 
      • niveles altos y constantes de participación infantil.
    • Los programas con un coste menor como consecuencia del empleo de personal menos cualificado son un derroche de dinero en la medida en que no cuenta la experiencia necesaria para producir impactos medibles.
    • La generalización de las características de los modelos de intervención exitosos a programas eficaces aplicables en una variedad de contextos es un reto formidable que se puede abordar, al menos en parte, mediante el establecimiento de unos estándares de calidad y la monitorización regular de la prestación de servicios.
La investigación sobre la evaluación de programas también identifica las estrategias de intervención que han demostrado ser eficaces para los niños y las familias con riesgo de obtener malos resultados
    • Para las familias vulnerables que están esperando su primer hijo, un apoyo temprano e intensivo por parte de visitantes domiciliarios capacitados puede producir importantes beneficios tanto para el niño como para los padres.
    • Para los niños pequeños de familias con bajos ingresos, unos programas de educación temprana de alta calidad, desarrollados ​​en centros de educación infantil pueden mejorar el desarrollo social y cognitivo del niño. 
    • Para los niños pequeños de familias que experimentan unas condiciones muy adversas, los programas “de dos generaciones” que proporcionan al mismo tiempo apoyo directo a los padres así como programas de cuidado y educación de alta calidad, desarrollados ​​en centros de educación infantil para los niños pueden tener un impactos positivo para unos y otros. 
    • Para los niños pequeños que experimentan estrés tóxico como consecuencia de abusos o trato negligente, depresión materna severa, abuso de drogas por parte de los padres o violencia familiar, las intervenciones proporcionadas por servicios especializados adaptados a los problemas a los que tienen que hacer frente pueden prevenir la interrupción de la arquitectura cerebral y promover mejores resultados de desarrollo.
    • En el caso de las familias que viven en la pobreza, los complementos económicos para los padres que trabajan han demostrado ser capaces de impulsar los resultados de algunos niños pequeños.
Los programas eficaces se implementan bien, se evalúan periódicamente y mejoran continuamente. Incluso los programas de mayor calidad pueden mejorarse mediante la mejora continua, evaluaciones, aplicación y perfeccionamiento de nuevas estrategias con el fin de alcanzar mejores resultados, especialmente para los niños más vulnerables y para aquellos con conductas difíciles o con graves problemas de salud mental.

Garantizar que los niños tienen experiencias positivas antes de entrar en la escuela obligatoria conducirá a mejores resultados que programas remediales a edades posteriores; y los importantes costes iniciales pueden generar un fuerte retorno de la inversión. Los estudios de coste-beneficio han mostrado resultados positivos en programas de alta calidad para los niños en situación de riesgo comenzando desde antes del nacimiento y hasta los 4 años de edad.
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El documento del que surge este resumen fue elaborado conjuntamente por el National Forum on Early Childhood Program Evaluation y el National Scientific Council on the Developing Child. [Foro Nacional de Evaluación de Programas de la Primera Infancia y el Consejo Científico Nacional sobre el Niño en Desarrollo]. Ver versión en inglés. Para mayor detalle, vea el artículo completo, que se puede descargar en www.developingchild.harvard.edu.

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